Este cuento lo conocí hace aproximadamente un año. Lo
primero que me llamó la atención al verlo en la librería fue que estaba escrito
por Gianni Rodari (escritor, pedagogo y periodista italiano, especializado en
literatura juvenil e infantil, que falleció en 1980) ya que por casualidad
acababa de conocer Gramática de la
fantasía y era la primera vez que me encontraba con un cuento suyo. En
cuanto le eché un vistazo me encantó y me lo llevé a casa. Aunque tenga más de
30 años, para nada me parece un texto obsoleto, al contrario, me parece
intemporal.
Se trata del primero de ocho cuentos breves que el autor
escribió con Alicia como protagonista y que forma parte de la colección “Cuentos por teléfono”.
Título: Alicia Caediza
Autor: Gianni Rodari
Ilustraciones: Elena Temporín
Editorial: Picarona, sello
infantil de Ediciones Obelisco S.L.
Fecha 1ª edición: noviembre
de 2015
Análisis propuesto para niños
de 4 años.
Lo primero que llega a nosotros a través de los ojos, aun
antes de cogerlo, es la portada, bastante atractiva a la vez que sencilla. Llama
la atención de los niños. A una niña que no sabía leer le pregunté si le
gustaba la portada y qué creía que pasaba en el cuento. Me contestó: “Pues que se cae”. Parece que la ilustradora
acertó con el diseño. Es Elena Temporín, también italiana y
dedicada a la ilustración de cuentos infantiles y juveniles aproximadamente
desde 1990.
Inmediatamente después de ver la portada, lo cogemos. Aunque
a priori puede parecer un poco largo (25,5 x 33 cm), un niño de 4 años lo
maneja sin problema apoyado sobre sus piernas, en una mesa o en el suelo. Las
tapas son duras y las páginas bastante resistentes y gruesas para que el niño
pueda pasarlas. Consta de 32 páginas ilustradas a todo color, con personajes expresivos y familiares. Prácticamente la totalidad del cuento está
escrito con una tipografía tipo Times New Roman, solamente algunas frases de
Alicia están escritas en tipografía tipo “manuscrita”, veamos un ejemplo:
El tema que crea el hilo del cuento, es una niña con “tendencia a las caídas” que acaba
siempre metida en los sitios más extravagantes, y es que a esta edad el niño
quiere probarlo todo, tocarlo todo, saberlo todo, incluso hasta llegar a tener conflictos con sus
padres. En este caso son sus abuelos quienes la cuidan mientras sus padres
trabajan y los que se pasan el rato pendientes de ella y buscándola por cada
rincón de la casa.
Si dejamos a un lado lo gracioso de que Alicia se caiga en
una botella de agua y su abuelo la tenga que pescar con una cuerda, detrás está
la presencia de los abuelos, ¿cuántos niños que son cuidados por sus abuelos se
sentirán identificados?
Se identificarán porque a esta edad son capaces de
relacionar nuevas situaciones con experiencias previas propias y porque su pensamiento
es egocéntrico, aunque según Flavell (1992, pp 120), “no son clara, ni profunda, ni completamente egocéntricos en el sentido
piagetiano”.
Tenemos por tanto familia como solucionadora de problemas y apoyo incondicional. Una historia de andar por casa, de exploraciones que terminan en travesuras, de dejar volar la imaginación.
La ilustradora añade, seguramente por su pasión por este animal, un gato que se convierte en un protagonista más en silencio, porque está presente en todas las escenas y ayuda como uno más en la búsqueda de la pequeña. A los niños siempre les gusta un animalito de por medio, esto sumará puntos a favor del cuento.
Tenemos por tanto familia como solucionadora de problemas y apoyo incondicional. Una historia de andar por casa, de exploraciones que terminan en travesuras, de dejar volar la imaginación.
La ilustradora añade, seguramente por su pasión por este animal, un gato que se convierte en un protagonista más en silencio, porque está presente en todas las escenas y ayuda como uno más en la búsqueda de la pequeña. A los niños siempre les gusta un animalito de por medio, esto sumará puntos a favor del cuento.
Otra cosa que aparece en el cuento es una simulación de
ruido que les hace mucha gracia. Cuando Alicia golpea un cajón para que la
oigan, podemos leer: “TUM TUM TUM”, llamada que enseguida se aprenden y
repiten.
El final, por supuesto, feliz. Papás y abuelos rescatan a la
niña y todos acaban fundidos en un abrazo.
A esta edad, existe una verdadera confusión entre lo real y
lo imaginario, por eso es posible que nos hagan preguntas de tipo ¿puede una
niña caerse en un despertador?, o, ¿cómo se cayó Alicia dentro de una botella?
Les divierten y llaman la atención los disparates.
La estructura del cuento es lineal (planteamiento, nudo y
desenlace). En primer lugar nos presentan a la protagonista y lo que le ocurre,
en segundo lugar surge el problema de que no la encuentran por ningún lado y
finalmente el desenlace, que como decía, es final feliz con toda la familia
reunida. Como podemos leer en el módulo docente de la asignatura, este es el tipo de estructura más sencillo y adecuado para la edad que
nos ocupa, ya que a esta edad todavía no comprenden bien los “flash back” ni
otras variaciones.
La protagonista es una niña que podríamos ser cualquiera de
nosotros: va al parque con su abuelo, le preparan la merienda, es curiosa, se
pintarrajea la cara cuando encuentra un bolígrafo, inquieta, ágil, a veces se
queda dormida, y…¡sabe nadar! Finalmente vemos que es una niña con recursos
porque consigue encontrar la forma de que su familia la oiga golpear y descubra
dónde estaba mientras todos buscaban como locos.
En cuanto al resto de personajes, los roles representados
son bien reconocidos por los niños. Los abuelos, los padres, el gato y una
vecina. Como he comentado ya, este libro es totalmente de andar por casa,
independientemente de lo fantasioso de la historia. Aquí vemos, al final del
cuento, todos los personajes en una imagen:
Alicia es reflejada en el cuento como una niña con mucha
curiosidad, que desaparece a cada momento pero no con "mala" intención sino
porque la pobre tiene “tendencia a las caídas”. Es una niña valiente, no tiene miedo a
la oscuridad (miedo que en los lectores puede empezar alrededor de los 3 años) y
no se asusta si tiene que saltar engranajes de despertador o nadar en la
botella hasta que la rescatan. Transmite mucha seguridad y fortaleza. Estos
valores me parecen muy importantes a esta edad porque con cuatro años los niños
ya hacen y deshacen por sí mismos, les gustan los retos y estar seguros en sus
acciones es clave para su autonomía y el saber desenvolverse en cualquier
situación.
El lenguaje utilizado es claro, sencillo, vocabulario que
los niños conocen. No hay largos párrafos y los pocos diálogos son muy breves.
El cuento ya me tenía ganada previamente por la experiencia
con él, pero después de analizarlo detalladamente en base a todos estos puntos,
puedo decir convencida que es un buen cuento para niños de cuatro años. Con él
podemos conversar sobre la familia, sobre caídas graciosas o dolorosas, sobre
el trabajo de nuestros padres, sobre nuestras mascotas… pero sobre todo es un
cuento para reírse de las situaciones disparatadas, dejar volar la imaginación
y disfrutar.
Para terminar me gustaría traer a la entrada un fragmento de
un artículo de Kerguéno (1988):
Si un niño no ha aprendido desde pequeño a escuchar
cuentos, a imaginar entre las frases lo que no se dice, a vivir emociones
identificándose con los héroes, no encontrará en la lectura más que una
sucesión de palabras sin encanto. No habrá aprendido a entrar en la magia del
relato.
¡Espero que a los que no conocíais el cuento os haya picado un poquito la curiosidad!
Referencias Bibliográficas
Kerguéno, J., (1988), Ayudar al niño a convertirse en
lector. Cuadernos de Literatura infantil y juvenil, 1(1), 86-91.
Mounoud, P., (2001), El desarrollo cognitivo del niño: desde
los descubrimientos de Piaget hasta las investigaciones actuales. Contextos educativos, 4(2001), 53-77.
Piaget, J., (1964). Seis
estudios de psicología. Barcelona: Editorial Labor.
Otras consultas:
Módulo docente de Literatura Infantil (Irune Labajo).
Cuadros:
· Libros infantiles y edición (Asociación nacional
de editores)
Imágenes:
Datos técnicos del cuento: